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Economías populares en la pandemia



Grupo de Trabajo CLACSO Economías populares: mapeo teórico y práctico. Cartografía provisoria en tiempos de aislamiento y crisis global


América Latina se ha vuelto en estas últimas semanas el epicentro de la pandemia global, y la situación se ha venido agravando en distintos territorios, exhibiendo las desigualdades y las violencias estructurales vinculadas a la raza, el género y la clase y entrecruzándose con gestiones diversas por parte de los gobiernos locales y nacionales, pero también en relación a las dinámicas de auto-organización, cooperación y lucha propias de cada geografía, vinculadas a ciclos de revueltas, movilizaciones y resistencias que anteceden a esta coyuntura.


La crisis que atravesamos y que hace eclosión con la pandemia es de dimensiones difíciles de asimilar. Es probable que cada semana la vida colectiva se esté reconfigurando y, al mismo tiempo, se alteren las maneras de investigar, mapear y dar cuenta de lo que acontece.


Es evidente que la pandemia no ha generado una crisis, sino que ha acelerado dinámicas de la crisis civilizatoria del capital agudizando su contradicción con la reproducción de la vida con expresiones como el incremento de los niveles de desigualdad, arrasando con las condiciones del trabajo tanto formales como informales y recrudeciendo la dependencia e invisibilización del trabajo reproductivo, en el hogar y en los territorios comunitarios. Las medidas de aislamiento, a la vez norma general pero selectiva en los hechos en cada país, declarada obligatoria en diferentes momentos y con distintas intensidades en cada sitio, constituyen un aspecto significativo de las nuevas condiciones de la reproducción colectiva en medio de la crisis planetaria.


Esto se traduce en impactos en los modos de circulación, producción y distribución de la riqueza; la caída y el bloqueo de importantes sectores de la economía y el relanzamiento de otros; la implementación de medidas de emergencia a nivel alimentario, habitacional, sanitario, educativo y económico; el despliegue de diversos dispositivos de control poblacional con clara segmentación clasista, sexista y racializante junto a la militarización de ciertos territorios; el cierre de fronteras y la limitación de la movilidad; y nuevos modos de trabajar, de conseguir ingresos y de proveer recursos que profundizan las desigualdades y las jerarquías en espacios urbanos y rurales, nacionales y transnacionales. Este panorama se inscribe en nuestra región en particular sobre una acumulación de despojos neoliberales, de aumento de la deuda externa y doméstica, y de los efectos de largo plazo de la precariedad de los servicios públicos que caracterizan al capitalismo de hegemonía financiera sobre el Sur global.


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