El GT ha sido renovado por su tercer trienio: nuevas agendas, nuevos desafíos, nuevas incorporaciones.
Las crisis múltiples que han sacudido a la región en los últimos años visibilizaron de manera dramática tanto las desigualdades estructurales que configuran nuestras sociedades, como las tramas sociales de mutualidades e interdependencias. En los tiempos de la pandemia que nos tocó vivir, hemos sido testigxs de la desatención y el desasosiego, de las enormes dificultades y las respuestas improvisadas en economías familiares, sectoriales, nacionales, para enfrentar las crisis sanitarias, económicas y políticas. La pandemia ha sido una lente de ampliación: puso en evidencia y aceleró las violencias del capital, sus máquinas predatorias y sus formas de intensificar la explotación de los cuerpos en múltiples escalas. Se ha puesto en cuestión la capacidad y la disposición de los estados latinoamericanos para atender a las cuestiones más básicas de la reproducción de las poblaciones, a la vez que se han cristalizado los efectos de décadas de neoliberalismo. La centralidad de los ámbitos vitales en este contexto ha sido innegable: los alimentos, la salud, la educación y la vivienda tomaron relieve como espacios de disputa estratégica. A esto se debe también la centralidad de las economías populares: han funcionado como las principales superficies de inscripción de la crisis y, a la vez, como los espacios de respuesta a sus efectos más devastadores.
Si, como sostenemos desde el inicio de este GT, la conceptualización de la economía popular es relativamente novedosa y se trata de un problema en permanente renovación y debate, podemos señalar que la crisis intensificada por la pandemia ha devenido una coyuntura inédita y un momento clave en y para la amplificación del debate. Y, sin dudas, seguimos ante una definición en pugna: es decir, ligada a una discusión que es a la vez epistemológica, conceptual y política.
Es estos años venimos conceptualizando las economías populares en tres sentidos interconectados: 1) como modos de reproducción de la vida de las mayorías en nuestra región, 2) como superficies de inscripción de la crisis, y 3) como estrategias múltiples y abigarradas de estabilización y disputa de nuevas dinámicas laborales en la precariedad. Es en este triple sentido, efectivamente, que han protagonizado el período pandémico, muchas veces nombradas sus tareas como "esenciales" y sus redes como imprescindibles. Desde nuestro punto de vista, sus respuestas han evidenciado la capacidad de creación de ?infraestructura popular? en la emergencia.
Este despliegue de cuestiones las pensamos vinculadas a las metrópolis latinoamericanas (nuestras investigaciones abarcan Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guatemala, México y Perú), para entender las reconfiguraciones del capitalismo global. En este sentido, hemos desarrollado interlocuciones con realidades de África y Asia, en términos de una perspectiva transnacional para proponer y pensar problemas en común a través del convenio GT Economías Populares (CLACSO) y el Sheffield Desk on Popular Economy, University of Sheffield, UK.
En vistas de una nueva renovación del GT, luego ya de dos trienios, nos proponemos desarrollar las siguientes hipótesis:
1. La crisis de dimensiones planetarias con efectos particularmente dramáticos en nuestra región vuelve más urgente una línea de indagación sobre la que venimos insistiendo: la relación entre economía popular y reproducción social. Las economías populares, a la vez extendidas, centrales y ubicuas, han sido actores políticos y económicos clave en tiempos de nuevos regímenes de visibilidad de la reproducción social. Incorporamos a la vez que re-conceptualizamos una perspectiva de géneros que valoriza las economías de cuidado y domésticas como elementos fundamentales en la construcción de la trama cotidiana de las economías populares. ¿Cuáles son las intersecciones y zonas de conflicto? ¿Cómo contribuye a una problematización del trabajo no pago? ¿En qué sentido repercute en la división sexual e internacional del trabajo?
2. Resituamos nuestras investigaciones en el actual contexto regional, signado por las alteraciones de la dinámica mundial provocadas por la pandemia primero, y después por la guerra. Estas mutaciones se reflejan en las transformaciones del trabajo caracterizadas por su extrema flexibilización y aparente autonomización, evidentes en la creciente importancia de las plataformas digitales para las economías populares, mediadas por nuevas técnicas y logísticas de explotación que dependen tanto de la multiplicación como de la reconfiguración de fronteras. ¿Qué tipo de vínculos tienen las economías populares y las economías de plataforma? ¿En qué sentido comparten rasgos y cualidades del trabajo realizado?
3. Una cartografía transnacional exige una reflexión que se desmarca del nacionalismo metodológico y apuesta a lecturas regionales e internacionalistas. Esto se debe a dos cuestiones claves en nuestra investigación: por un lado, la relación entre economías populares y flujos migratorios. ¿En qué sentido las economías populares son también economías migrantes? ¿Qué geografías visibilizan? ¿Cuáles son sus capacidades organizativas y especificidades en términos de fuerza de trabajo? En segundo lugar, en esas zonas de movilidades y fronteras se despliegan también las economías ?ilegalizadas? que transitan diversos circuitos fronterizos que dan cuenta del carácter transnacional de los métodos de extracción del valor: ¿cómo se diferencian y superponen con dinámicas de economía popular?, ¿qué formas de criminalización se ciernen sobre las economías populares?
4. Los circuitos transnacionales de extracción de valor también se evidencian en la expansión de lógicas financieras, que constituyen una de las principales formas de explotación de las economías populares. Por eso, nos proponemos continuar la tarea de mapear la relación de las economías populares con la dinámica financiera, tanto formal como informal, y sus relaciones con múltiples escalas y lógicas de especulación y extracción. Examinar las reconfiguraciones de la captación de renta a través de la explotación financiera en y tras la pandemia permitirá analizar de cerca nuevas formas de conexión entre finanzas, trabajo no remunerado y recursos estatales. ¿Cómo opera la deuda en los circuitos de extracción de valor? ¿Qué actores formales e informales operan en estos circuitos?
5. En ese sentido, conceptualizar la vinculación de las economías populares con los subsidios y otras políticas estatales de ?inclusión? de los sectores populares: ¿qué dinámicas e instancias de articulación, de choque, de intersección y de diferenciación? Registrar la modificación del lugar de esos subsidios y políticas frente a la capacidad gremial de las economías populares, así como las distintas herramientas e institucionalidades que se han dedicado a su registro y cuantificación. Estas dinámicas implican un desafío a la producción de derechos que no se inscribe en un horizonte ideal de re-proletarización, sino a partir de la multiplicaciones de experiencias que se conciben y practican ?sin patrón?, envolviendo toda una serie de nuevas dificultades y tensiones: ¿con qué actores se interlocuta?, ¿bajo qué condiciones?, ¿qué repercusiones tienen las políticas públicas en este campo y de qué modo se implementan?, ¿quiénes construyen la agenda?
6. Para indagar en las intersecciones entre las economías populares, la economía feminista y la ecología política arriba señaladas, urge también atender a las materialidades y ontologías que en estas economías son continuamente producidas y reproducidas. Nos referimos al hecho que las dinámicas de valorización suceden entre mundos que no son enteramente traducibles entre sí, pero que, al mismo tiempo, son capaces de establecer conexiones parciales con los flujos globales del capital.
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